María Villanueva, y una gravitante variedad plástica desarrollada por la artista durante los últimos años. Una propuesta madura, que excede lo individual por el carácter participativo de la obra con el público.
Reminiscencias mattisseanas se pasean cómodas por su pintura, mientras con oficio, construye escenográfias para plasmar un mundo que a simple vista no se ve. De la mano de alegorías y simbolismos Villanueva pone en práctica su capacidad de coordinar acciones, que desde lo performatico incitan a conocer otro realismo.
Con la diagnosis como modo de exponer sus alter egos, la exposición se desarrolla en tono retrospectivo, conectando piezas y series en búsqueda de conclusiones.